La evaluación es un elemento del currículum, tal y como lo define la L.O.G.S.E. (art.4), y a su vez es un proceso fundamental en la práctica educativa que permite y orienta el desarrollo de juicios de valor necesarios para la toma de decisiones en la enseñanza.
Así definida, la evaluación cumple varios fines que podemos resumirlos en tres (STENHOUSE, 1987):
1.- Conocer para comprender.
2.- Comprender para actuar, prevenir y mejorar.
3.- Conocer para evaluar y calificar para promocionar.
1.- Conocer para comprender: Desde esta función la evaluación favorece la comprensión del sujeto en relación con las situaciones de escolarización. Se trata de la evaluación inicial, por ser un primer paso en el proceso de escolarización. Se parte de una evaluación que aporta datos sobre las características del sujeto en relación con sus peculiaridades individuales, sociales y familiares; sobre los motivos de escolarización o promoción. Este proceso comienza con la evaluación de expertos y tiene su inicio en situaciones de laboratorio. Es una medida administrativa regulada en la Orden de 14 de Febrero de 1996 que tiene como finalidad contribuir a la mejora de la calidad de la institución escolar y, en definitiva, de las condiciones educativas en las que se dan las situaciones individuales (Cap. 1, art. 2).
2.- Comprender para actuar: Es difícil el desarrollo de la enseñanza si no tiene como punto de partida el conocimiento de los elementos que en ella se desenvuelven. Programar es llegar a un ajuste entre lo que el alumno es capaz de aprender y lo que la enseñanza le propone. Este proceso exige conocer el punto de partida que nos oriente la actuación.
Desde esta función la evaluación está al servicio de la individualización de la enseñanza, porque desde la información recibida se profundiza en el conocimiento del alumno para ajustar todo el proceso. Este conocimiento es responsabilidad del maestro.
La evaluación proporciona conocimiento sobre: cómo se generan el grupo o grupos de la clase, la inserción del sujeto en el grupo, actitud de los niños ante el adulto, autoimagen y confianza en sí mismo, dependencia y grado de bienestar, interés y motivación, participación y con quién, cómo se sitúa el sujeto en relación con los aprendizajes programados para el aula, qué ajustes son necesarios, qué talante genera en la clase el maestro, qué metodología se usa, qué modelo de organización, cuáles son las actividades motivantes o generadoras de otros aprendizajes, etc. Sólo desde este conocimiento puede generarse una actuación acorde con las necesidades de los sujetos cuando se desarrolle la actividad en el aula.
Este conocimiento se consigue con actividades de repaso, observación, valoraciones con el equipo del centro, etc. No puede conseguirse en situaciones determinadas de antemano; forma parte de la misma programación, provoca actividad en el niño y en el maestro y va orientado a adquirir conciencia del proceso, de su responsabilidad en el trabajo, de la relación que existe entre su conocimiento y el de sus compañeros, de las facilidades o dificultades que puede tener en las diferentes situaciones que le rodean... En este sentido la evaluación es formativa.
Entendida la evaluación desde esta función, cumple los objetivos de regular el proceso de enseñanza/ aprendizaje, de prevenir posibles desajustes o distorsiones que puedan generarse en la actividad del aula. Es el mejor elemento para provocar la construcción del conocimiento por el alumno, ya que ha implicado al sujeto desde los ámbitos cognitivos, emocionales y relacionales.
3.- Conocer para evaluar y calificar para promocionar: La evaluación tiene otra finalidad, calificar para promocionar. Se trata de una función exigida por la peculiaridad que presenta la institucionalidad de la educación obligatoria y que, por lo tanto, no se puede obviar.
La opción del maestro está en cómo cumplir con esta obligación y, a su vez, compaginarla con la función reguladora de la enseñanza.
Dos son los momentos fundamentales a consideran: hay que evaluar los aprendizajes del alumno para promocionar curso y ciclo y hay que evaluar al finalizar la educación obligatoria.
Los criterios de la evaluación del alumno para promocionar curso o ciclo han de estar determinados en el proyecto curricular.
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