La educación inclusiva se ha planteado desde opciones antropológicas, políticas y educativas que modifican el modo de llevar a cabo el proceso de enseñanza en la escuela. Esto también exige un cambio en las estructuras organizativas del centro, del profesorado y de los medios y recursos.
La diversidad y las necesidades educativas que ésta genera, se descubren en la interacción. Desde esta perspectiva la organización de un centro también ha responder a este carácter interactivo. La escuela ha de vivirse como un centro de cambio que genera una cultura de colaboración. La diversidad no sólo se vivencia en el alumnnado con o sin necesidades educativas especiales. Hay que descubrir la diversidad del profesorado y de la comunidad escolar y trabajar desde un proyecto de colaboración entre los profesores y equipos de apoyo, con el personal no docente, con las familias y con la sociedad en la que está ubicado el centro.
Desde la Administración se propone un modelo organizativo para el apoyo psicopedagógico a la educación obligatoria, articulado en tres niveles básicos: el aula, el centro y la zona. La finalidad de esta estructura es complementar el trabajo educativo de los centros para responder a las necesidades que va a generar la diversidad, desde la orientación escolar.
Estos apoyos se plantean como recursos en la actuación curricular de los centros y van orientados al desarrollo de la inclusividad en la educación, al considerar la orientación educativa como elemento de calidad educativa (L.O.G.S.E., cap 5).
|